Historia
Marvi. El bar
El bar es ese lugar al que todos acudimos en busca de abrigo. Para celebrar las alegrías, para olvidarnos de las penas. Para sentirnos en familia mientras apuramos, trago a trago, las horas de la vida. A veces en compañía, otras en solitario; quizá para almorzar, puede que para cenar. Siempre está ahí, y siempre nos acoge, como si fuera una segunda casa.
Y por eso, MARVI ES EL BAR. Un sitio para la familia, y nacido de la familia. Con comida de la familia. Algunas especialidades gallegas -el pulpo, las carnes, el Queso Tetilla- y otros clásicos de toda la vida -el morro, las croquetas y unas bravas para hacer los honores-.
Cada uno de nuestros platos, siempre caseros, ha escrito nuestra historia.
Los 90. La sopa cubierta de Letizia
La historia comienza el 10 de septiembre de 1990. Hace ahora tres décadas, Letizia y José Manuel se hicieron cargo de la gestión del Bar Marvi, en el barrio de Albors. Era una zona obrera, así que el negocio se dedicaba a los almuerzos populares y los menús caseros. Los trabajadores llenaban hasta tres turnos de comida, entre albañiles, operarios de fábrica y mozos de almacén. Y la persiana se levantaba de lunes a domingo, mañana y noche.
Nunca faltaba el bocadillo, ni tampoco el plato caliente, ya fueran lentejas o albóndigas. José Manuel se ponía detrás de la barra y Letizia se metía en la cocina. Él, de origen gallego; ella, procedente de Italia; lo mismo marchaban un pulpo á feira, que macarrones a la boloñesa.
Y con tanta mano en la cuchara, tanta generosidad en las raciones, que los faeneros regresaban durante los fines de semana, esta vez con las familias y las parejas.
Así fue como Marvi fue ganando fama y, a finales de los 90, ya era conocido en otras zonas de València. Venían clientes de barrios más alejados y hasta gente procedente de los pueblos. Muchos peregrinaban para probar la sopa cubierta de Letizia, que se servía bien cargada de menudillos, durante los meses de frío. Era la casa de todos y cada uno de ellos. Y los dueños decidieron hacerla más cómoda, llevando a cabo una reforma en 1997.
Marvi seguiría siendo bar, tan castizo como siempre, pero comprometido con la calidad.
Año 2000.
La sepia con jamón de Tino
Fueron pasando los años y, con ellos, se escribieron los recuerdos. En el transcurso de una década, hay cientos. Si hablábamos de una casa de comidas, donde antes se prodigaba la cuchara, poco a poco, llegarían las tapas para las cenas informales. Que si bravas, que si morro, que si sepia del mercado; que también se note el mar. Y en esto, tuvo mucho que ver Tino, que se coló detrás de la barra y en medio de las cacerolas para ayudar a sus padres.
Aunque llevaba desde los 15 años arrimando el hombro, no fue hasta 2006 que entró en la Escuela de Hostelería. “Y sí, lo hice porque no me gustaba estudiar”, admite. Por suerte, sí le gustó cocinar y aprendió de los profesionales. “Empezaba las clases a las 5 y terminaba a las 9, así que me iba directo a cocinar en el bar. Entonces me metía en la cocina y me enganchaba a hacer platos. Por ejemplo, yo que sé, una sepia con jamón, que es algo muy básico, pero entonces era algo nuevo”, recuerda. Y así, fue cambiando la carta.
Antes se pagaba con pesetas, pero en 2002 llegó el euro; en esos espacios donde un día se fumaba, de repente estaba prohibido. La historia de un país y de sus gentes, también está en las barras. Esa barra gloriosa de Marvi, que entonces comandaba con soltura José Manuel, y que hoy le pertenece al hijo, quien prefiere pasar menos horas entre sartenes y más compartiendo relato con los clientes. Tino recuerda aquellas verbenas de las Fallas que se alargaban hasta las 7 de la mañana; los aniversarios, donde venía a cantar la tuna.
También las Navidades en familia y, en general, los días que de verdad cuentan.
La última década. Concursos, redes y nuevos clientes
En 2010, Bar Marvi apareció por primera vez en RRSS. Parece una anécdota; no lo fue. De repente, un bar de toda la vida, un bar de barrio, apostaba por las redes (Facebook, Twitter, Instagram) y la web, que llegaría en 2012. La estrategia, pionera en València, demostró ser un acierto. El bar de Albors terminó de llegar a toda la ciudad y logró acercarse a un nuevo público, el público joven, que al contrario de lo que muchos pensaban, estaba hambriento de barra, de tapa y de bocadillo. De autenticidad y de calor; de una cocina de verdad.
Otro punto de inflexión en cuanto a popularidad fue empezar a ganar concursos, lo que permitió demostrar la honradez de la oferta. En 2014, Marvi llegó a la final del certamen de coctelería Gin & Tonic, con un combinado de cítricos ahumados que todavía hoy se puede probar. Luego vendría Tiradores de Cerveza (2015), el Pintxo Amstel Oro (2015) o el Cacau d’Or (2017), que animarían las cenas y los almuerzos respectivamente. El último premio del palmarés llegó en 2019, tras ganar el Concurso Internacional de Steak Tartar.
Porque este bar tiene eso: que lo mismo te sorprende con unas bravas de toda la vida que con un plato de moda, servido sobre una barra clásica, y a la misma vez, convenientemente reformada en 2016. Todo convive en equilibrio, con naturalidad y sencillez.
Todo lo que está por venir
Ya desde 2011, José Manuel y Letizia empezaron a ceder trabajo en favor de su hijo, que en realidad siempre había estado en el bar. Aunque se retiraron en 2013 y 2017, decir que se jubilaron sería mentir, y eso que hubo una fiesta con mariachis. Todavía hoy es fácil encontrar a Letizia detrás de la barra, entre los taburetes, charlando con unos y otros. José Manuel se encarga de traer las berzas de su huerta para el caldo gallego de los jueves.
Desde 2019, Tino ejerce como nuevo gerente, pero el Marvi es el de siempre. Ese negocio familiar, de barrio, donde van los clientes de toda la vida. “Hay algunos que no han fallado ni un día desde que abrimos. Hay un señor que hace 30 años ya venía con su hija, y ahora la hija viene con la nieta. Un matrimonio que conducía desde Sagunto, además adrede, para comerse los calamares de mi madre”, confiesa. El café de la mañana, la caña del domingo.
Además de contar con sus feligreses, Marvi también es un bar que atrae a los jóvenes de València en busca de lo auténtico. Clientes curiosos, que conviven con los antiguos, y aseguran las décadas venideras. Platos de cuchara y buenas tapas. Trato cercano y precios ajustados. Disfrutar de la vida entre amigos, ¿hace falta algo más? Abrigo, abrazo.
Treinta años apoyados en la barra, que se dice rápido.
Línea temporal
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1990
José Manuel y Letizia empiezan a llevar el Bar Marvi
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1991
Tino se suma para ayudar a sus padres en el negocio
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1997
Reforma para actualizar la sala y la cocina
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2006
Tino empieza los estudios en la Escuela de Hostelería
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2010
El bar aparece por primera vez en RRSS
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2011
Marvi comienza a abrir las noches de entre semana
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2012
Se presenta la página Web del bar
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2013
José Manuel se retira
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2014
Se alcanza la final del concurso de gin-tonics
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2015
Concurso de Tiradores de Cerveza y Pintxo Amstel Oro
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2016
Reforma para la barra actual
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2017
Se retira Letizia. Marvi gana el Cacau d’Or
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2019
Tino pasa a ser el nuevo gerente. Ganadores del concurso de steak tartar
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2020
El Covid-19 lo cambia todo… Incluida la Web de Marvi